Un húmedo día de invierno,
observando la lluvia que cae
al otro lado del cristal.
Cientos, miles, millones de gotas
aparentemente idénticas,
aunque cada una de ellas,
una historia distinta cuenta.
Algunas son alegres,
otras son tristes,
porque así como las lágrimas,
que pueden ser de pena
o de risa ante la más intensa dicha,
la historia que cuenta cada gota
depende del momento,
del sentimiento que el espectador experimenta
dentro de él en el preciso instante
en el que cada gota ve caer .
-Ana María Otero-
Me anamoro, precioso
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Gracias, me alegra que sea así
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Gracias
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Nunca son iguales, por eso atraen nuestra mirada tanto
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Me encantó. Felicidades.
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Muchas gracias 🙂
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