Él la miró cuando pasaba a su lado
y ella bajó los ojos turbada,
con una tonta sonrisa dibujada en su cara.
¿Por qué con él no podía hacerlo,
si ella era de esas personas
que siempre mantenían la mirada,
provocando que fuera el otro el que la apartara?
Tal era su prepotencia
que con firmeza aseguraba
que nunca se sentiría atraída por un hombre
que no fuera capaz de soportar su examen.
Tan segura de sí misma estaba,
que nunca se paró a pensar que podía suceder al revés:
que fuera ella la que no pudiera aguantar
la intensa mirada de un hombre,
al que sin pretenderlo, era ella
la que había empezado a desear.
-Ana María Otero-
👌
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Al escribir, concebimos nuestros objetivos de una manera realista, lo que nos lleva irremediablemente a dar los pasos necesarios para alcanzarlos. No se trata de aprender a escribir bien ni con un determinado estilo, sino de tener una herramienta que nos permite mejorarnos a nosotros mismos.
Cuando eres joven tienes que hablar con los muertos, es decir, leer, y eso es lo que yo hacía gracias a las bibliotecas. Cuando te crees mayor, debes hablar con los demás, es decir, vivir; y cuando estés maduro debes hablar contigo mismo, es decir, pensar
El paisaje es la memoria porque la memoria se refleja siempre en el paisaje en el que ha ocurrido tu vida. Es un espejo, no el telón de fondo de un escenario; en ese espejo se refleja la vida de las personas
Que la brecha trazada en este momento continúe sin detenerse. Bravo por tu prosa.
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lindisima 🙂
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gracias!!
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Muy buena tu entrada!! Nos leemos, saludos!
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Muchas gracias! Un saludo 🙂
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Si las miradas pudiesen hablar las mías desnudarían el alma. Un beso
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