Estamos condenados
y por ello aunque queramos
no podemos dejar de amarnos.
Una sanción,
una maldición
gracias a la cual
el uno por el otro pierde la razón.
Sabiendo que tú por mí sientes lo mismo,
¿es un castigo o una bendición,
notar como minuto a minuto
voy muriendo por tu amor?
-Ana María Otero-
Bendita maldición!!!
Muy bonito.
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Precioso!!!
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Gracias 🙂
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Las palabras están dormidas, el escritor se encarga de moverlas el lector con su lectura en entenderlas y ellas con sentido y erguidas. Hoy declaro que es tu día de sueño, quiero brindarte mi aplauso de pié aunque de antemano….lo sé que eres de la magia…..EL ESCRITOR.
Te invito a que lees la entrada más reciente de mi blog.
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Ufffff!!!!! los pelos de punta.
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