Fue el tuyo, ese cuerpo de pecado, el que me llevó de la mano. El que me lo propuso mientras con picardía sonreía, recordándome que no sabía lo que significaba ni fidelidad ni compromiso.
No te preocupes, no me dañarás. Sabes que en eso tú y yo somos iguales. De todos modos piénsalo bien porque yo confío en que podré hacerlo pero, ¿te sientes tú capaz de soportar no ser el único que ocupe ese lugar que ni tú ni nadie hasta hoy ha sido capaz de acaparar? ¿Dices que podrías conseguirlo? Inténtalo si quieres, pero igual que para mí contigo, ésta no será una tarea fácil. Es complicado cambiar el papel de seductor a seducido, de seducido a seductor.
Ambos fuimos testigos silenciosos de las contiendas del otro. ¿Qué sucederá siendo tú y yo los únicos protagonistas de esta partida?
Acepta el reto si quieres y probemos suerte: ¿te seduciré yo, me seducirás tú? ¿Lo lograremos los dos o se romperá algún corazón? ¿Seguiremos igual o todo acabará?
Sinceramente, me da igual. Ahora sólo quiero seducirte y dejarme seducir, disfrutar de ese cuerpo que hasta ahora nunca fue para mí, pretendiendo encontrar en ti la casilla que marca el final de la partida, ésa que permitirá la digna retirada de dos personas tal vez sin saberlo desde el primer día enamoradas.
-Ana María Otero-
¡Muy hermoso, Ana! Un placer leerte… 🙂 ¡Feliz semana!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias.
Nos leemos 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Por supuesto! 😉 🙂
Me gustaMe gusta
Precioso, Ana!
¿Y ese dibujo lo haces tu?
Besos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Úrsula.
No, admito que el dibujo no es lo mío 😉 Encontré la imagen en Pixabay
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a ti, Ana!
Feliz día
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me encantó
Me gustaLe gusta a 1 persona