>>Sólo yo le creía. No, aquello no era mentira.
¿Por qué entonces nadie lo veía tan claro como yo?
¿Por qué era la única que confiaba cuando él decía que era verdad?
Todos asegurabais que estaba loca porque en él confiaba.
Ciega certeza realmente verdadera.
Nadie más confió y la posibilidad se perdió,
cuando alguien a traición acabó con la vida de aquel
que aún denostado, calumniado y ofendido,
a cambio de nada todo lo hubiese solucionado.
Sentenció reprimiendo las lágrimas y acariciando su vientre,
recipiente mágico en cuyo interior crecía el único legado
de un hombre que sin dudarlo, por ellos todo hubiese dado.
-Ana María Otero-
Me encantan tus escritosss pudiera reblogear todo siempre!! Saludosss
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Gracias!! Me alegra mucho que sea así, porque escribir es algo que me apasiona y si aún encima alguien me dice que le gusta lo que lee es el mejor premio que puedo recibir 🙂
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MUY BUENO
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👍
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La confianza emana del conocimiento y en ocasiones, ningún argumento logrará quebrarla. Bonito.
Un abrazo.
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Me alegra que te guste. Gracias por comentar 🙂
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