Escucho tus pasos.
Lentamente te vas acercando.
Dentro de un instante
estarás ya a mi lado.
Yo sé, aunque no abra los ojos,
que en silencio ahora me observas.
Dime: ¿qué es lo que esperas
mientras sin decir nada,
cada mañana cautelosamente me examinas?
Me pregunto qué es lo que estás pensando,
qué es lo que realmente deseas.
Si quieres que me despierte,
si prefieres que siga durmiendo,
tal vez soñando
que eres tú el que me está amando.
A mí me gusta imaginar
que mientras me miras,
en mis sueños pretendes entrar
y de este modo confirmar
que tú eres el único
al que puedo amar.
Todo sucede como siempre,
aunque algo en esta ocasión parece distinto.
Todavía no te has ido,
durante más tiempo del habitual
te quedas conmigo.
¿Son imaginaciones mías,
o es verdad que tu rostro al mío acercas?
La duda se disipa cuando
rompiendo la costumbre
en esta ocasión tus labios rozan los míos
y ese leve toque parece confirmar
que lo mismo que yo deseas.
Comienza el beso
y ya sin miedo,
apartando dudas absurdas,
con mis brazos rodeo tu cuerpo
y de este modo,
después de tanto tiempo contenido,
ahora se desata el deseo
y sin que alguno pronuncie palabra,
cada uno de nosotros siente como el otro,
de una vez por todas grita: te quiero.
-Ana María Otero-
BUENO!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Será distinto…pero me gusta. Y el beso como final siempre promete una segunda parte.
Me gustaLe gusta a 1 persona