Seis de marzo de algún año

Seis de marzo. Fue un día especial, diferente a los demás. Nada estaba acordado y todo fue improvisado. Tu impulsiva aparición rompió mi lógica rutina. Pero en esta ocasión algo fue diferente y aunque parezca mentira este inesperado cambio no sólo no me molestó sino que, ilógicamente o no, me gustó y me llenó de una imprevista satisfacción.

Una inesperada llegada, el encuentro de dos miradas. Lento acercamiento con un tímido beso y un intenso abrazo repleto de sentimiento coronado.

Momentos, ilusiones, sueños compartidos.

¿Por qué aunque se altere mi orden, se modifique mi rutina, me gusta tanto sentir que tu vida forma parte de la mía?

        – Imagen de Gordon Johnson en Pixabay –

-Ana María Otero-