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Por error pulsé un botón y la copia de un mensaje a otro destinatario también llegó.
Qué bochorno, qué absurdo error. ¿Qué pensaría el receptor ante aquella inesperada revelación?
Una disculpa raudamente enviada, junto a la explicación a aquel craso desacierto.
Aclarada la torpeza se normalizó la situación, aunque sólo con recordar el yerro, inevitablemente mis mejillas se sonrojan todavía.
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-Ana María Otero-
Reblogueó esto en El Noticiero de Alvarez Galloso.
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🤗
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Es bastante frecuente… mandé un mensaje a mi jefe que iba dirigido a mi hijo echándole la bronca… al momento me di cuenta y mandé otro disculpándome y confesando el error. Nos reímos un rato.
Abrazos.
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Pero el mal trago al descubrir el error no lo quita nadie 😄
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Qué mal momento…
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ya te digo😱 😉
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Bueno, yo enfadada muchisimo con mi hija contaba mis penas llorando a mi hermana escribiendo un Whatsapp, así que para no romper buena relacion entre madre y hija a ella no me atrevería escribir . Pues ,La Divina Providencia intervino y pulcé el botón de mi hija, sin dar me cuenta. Desde ahí la relacion entre madre y hija es estupenda.
Es decir no sabemos el efecto de nuestras palabras, quiza a tu destinatario equivocado has salvado la vida con tu texto que te hace sonrojar.
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Esa sensación la conozco… ☺️
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