Sueño tu cuerpo, deseo tocarlo,
saborearlo, examinar palmo a palmo tu piel,
descubriendo secretos ocultos,
despertando deseos dormidos
(los tuyos, los míos)
que, ¡oh maldito castigo!,
sin saber cómo ni entender por qué se habían perdido.
Ven, no temas,
te garantizo que el peligro ha desaparecido.
Quédate aquí, sabes que así no volverá
porque le falta valor para enfrentarse a dos
que juntos defienden eso a lo que muchos llamamos amor.
-Ana María Otero-
👏👏👏😉😘🤗❤🌟
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Reblogueó esto en El Noticiero de Alvarez Galloso.
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Gracias!
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uff que Joya!!
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😊😘
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Los deseos dormidos hay que despertarlos de vez en cuando…
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Buenísimo, Ana!!!
Fuerte abrazo.
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😉
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Despierta mente y cuerpo. La ternura con llamas. Amo tu lujuria.
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