Te fuiste, desapareciste. Sí, lo sé, tampoco tú querías irte. Pero entonces, igual que yo, pensabas que aquello era lo mejor que podías hacer por ti, por mí, por los dos. Maldito error que rompió algo irrecuperable, una ilusión compartida que para siempre se esfumó.
En ningún momento alguno pudo sospechar lo que después pasó, para nada intuir que para siempre todo se iba a acabar.
Sí, el resultado no fue malo, pero esto no era lo esperado.
¿En algún momento tú pensaste que este futuro dorado lo íbamos a disfrutar los dos aunque por siempre separados, por alguien diferente acompañados?
Imagen de Lars_Nissen en Pixabay
-Ana María Otero-