
Como un pedazo de luz en la gran oscuridad.
Una sonrisa traviesa que a cualquiera alegra.
Con la palabra oportuna
para el momento adecuado.
Qué suerte la mía,
cuan grandioso regalo el que me ofrece la vida:
poder cada día a mi lado tenerte
para disfrutar de tu compañía,
uniendo a la mía tu vida
para que así las dos sean hoy y siempre la misma.
-Ana María Otero-