
Te conocí una noche de luces y bengalas,
la música sonaba pero tú no bailabas.
Mi mirada chocó con la tuya
y en unos segundos se fundieron en una.
Hablamos, bailamos, y de todos y todo nos olvidamos.
Salió el sol, más brillante que nunca.
Brilla mi amor, yo deseaba ser tuya.
Me acerqué a tu lado pensando que me habías olvidado,
pero en tu risa, tus ojos, descubrí que de tu corazón me había adueñado.
Todos los días uníamos nuestros pasos,
no nos separábamos ni un solo tramo.
Era la naturaleza entera el escenario
donde actuábamos día a día
desde la aurora al ocaso.
El sol seguía en el firmamento brillando,
sólo podía ser una cosa: nos estábamos amando.
El tiempo pasaba, volaba a tu lado.
Era un tiempo extraño, un tiempo enamorado.
Un día amaneció gris aunque el cielo brillaba,
te esperé donde siempre pero no apareciste.
Voces lejanas trajeron rumores,
sollozantes pronunciaban tu nombre.
Corrí a tu lado tan rápido como pude.
No quise creerlo cuando lo supe.
Tus ojos tristes suplicaban,
de ellos brotaban lágrimas enamoradas.
Dos lágrimas desoladas, tuya y mía
se unieron en el último día.
Ahora las piedras lloran
porque tus pies no las rozan.
Los pájaros ya no cantan
porque añoran tus palabras.
El río no salta
porque tú no bailas.
No tengo lágrimas, he gastado mis suspiros,
pero ahora estoy tranquila:
amor mío, me voy contigo.
(17-12-17)
-Ana María Otero-
Reblogueó esto en El Noticiero de Alvarez Galloso.
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Muy bello, saludos!
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PRECIOSO ANA MARÍA, FELICITACIONES.
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😊
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