
Absurda desconfianza que no conduce a nada.
Maldita consecuencia de malas experiencias,
siendo tú, sin aportar motivos para mantenerlas,
el paciente sufridor de todas ellas,
excusando aún encima mi errada conducta,
mostrando motivos más que suficientes
para desterrarlas para siempre.
Gracias por comprender, por ayudarme a entender,
a arrancar otra vez, por darme la mano
y acompañarme para que deje de temer
que la oscuridad me atrape otra vez.
-Ana María Otero-
-Imagen tomada de Pixabay–
Reblogueó esto en El Noticiero de Alvarez Galloso.
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Mil veces gracias Roberto
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Cuanto nos aleja y daña la desconfianza!
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Suerte que aún existen personas maravillosas que saben entenderlo y aún encima ayudan a descartar esa dañina desconfianza😉
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