Caluroso viernes de verano

   Aquel era un relajado viernes de verano en el que el calor nos estaba matando, pero por fortuna se veía como el cielo poco a poca se iba encapotando, conocido preludio de la fresca lluvia que el cargado ambiente gratamente refrescaría.

   Ir a la playa no estaba aún descartado pues aquella no sería la primera vez que las nubes descargaban su carga mientras nosotros estábamos en la arena y en más de una ocasión en el cielo se dibujaron rayos, motivo más que suficiente para olvidarse de entrar en el agua. Pero a pesar de todo optamos por descartar tal plan porque por fortuna la playa seguiría ahí mañana.

   Por la tarde aunque las nubes cubrieron el sol, ni el calor disminuyó, ni la lluvia se desató, algo que comenzó más o menos a las cuatro menos cuarto de la madrugada, refrescando de este modo el ambiente, permitiendo  así un mejor descanso durante las últimas horas de sueño.

   El sábado amaneció luminoso, con el cielo azul completamente libre de nubes y una temperatura que invitaba a pasar un grato día en la playa.  

Caluroso viernes de verano(c) Ana María Otero

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