
Un indicio inesperado,
responsable de haber recuperado el recuerdo
de un grato momento pasado.
No, no me recuerdes que no es verdad,
porque ya sé que nunca volverá a pasar,
pero permíteme soñar que a mi lado está,
que siento algo imposible
como que su corazón vuelve a palpitar.
Sí, ya sé que se ha ido y que nunca volverá,
porque del más allá nadie puede regresar.
Pero dime: ¿a quién molesto
recreándome en unos recuerdos
que sólo yo conservo,
los de todos esos momentos que sólo él y yo vivimos,
en esos secretos que nosotros dos compartimos?
Dices que trayendo el pasado sólo a mí me daño.
Permite que me ría.
¿Cómo puede causar dolor salvar del olvido
el más puro y cierto amor que jamás existió?
Y si eso que insinúas fuera verdad,
¿encuentras mejor modo de acabar
que regocijándome en el recuerdo
de alguien que yo sé que esté donde esté,
sin duda espera pacientemente
a que nuevamente me reúna con él?


No me recuerdes que no es verdad (c) Ana María Otero
Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales.
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