
El agua salada baña mis pies,
mientras caminando por la orilla
observo ese punto en el que a lo lejos
y dentro de sólo un momento
esconderá su brillo.
Hacia allí alargo mi brazo
deseando alcanzar esa estrecha franja
a través de la cual,
y como si una moneda fuera,
cada noche desaparece el sol,
ansiando tocar lo que se encuentra más allá,
ese lugar tras el que ya no queda nada más.
Una utopía que yo sé que no es verdad
pero, ¿qué más da si en mi fantasía
e incluso sin alas
yo hasta el infinito puedo llegar?


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Haces bien en seguir soñando.. el infinito, a veces, queda más cerca de lo que nos creemos 😉
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Y algunas veces los sueños se hacen realidad, ¿verdad que sí?
Gracias por visitar mi blog y aún más por intervenir 🤗
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genial!!
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Gracias, Fran!
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